Las estancias de curación pueden ser una verdadera panacea para quienes padecen ciertas enfermedades de la piel o alergias, especialmente la psoriasis, la dermatitis atópica, el asma y la urticaria. Según la patología, entre los destinos más adecuados se encuentran, por ejemplo, el Mar Muerto, las montañas, pero también algunas islas y zonas costeras.
Viento fresco para el cuerpo
Pero, ¿cómo ejerce el nuevo entorno su efecto curativo? En primer lugar, el clima energético de estos lugares, ya sea en las altas montañas o en el mar, tiene un efecto estimulante. Diferentes niveles de temperatura, humedad o fuerza del viento estimulan el metabolismo y la circulación de la sangre. El aire del mar, rico en sal, también tiene un efecto expectorante y por lo tanto puede proporcionar alivio a aquellos que sufren de trastornos respiratorios (por ejemplo, asma).
Obviamente, la sal y los baños de sol son también un componente fundamental de las estancias de la cura de mar. En el caso de la psoriasis, por ejemplo, los baños de sal tienen un efecto queratolítico y al mismo tiempo preparan la piel para los efectos positivos de los rayos UV en los posteriores baños de sol.
Otros pacientes, en cambio, prefieren los climas suaves y equilibrados de las montañas medias. El aire de estos lugares es bueno para la salud, ya que tiene un contenido reducido de sustancias nocivas, ácaros y polen. Así, los alérgicos que inhalan continuamente "sus" alérgenos en casa pueden respirar un suspiro de alivio.
Esculpe un espacio para ti mismo
Las largas estancias al aire libre - ya sea en forma de paseos, actividad física o clínica - no son la única forma de promover el bienestar físico y mental. Los factores decisivos a este respecto son también el sueño y la nutrición.
Finalmente, para el éxito de una estancia curativa, hay un último aspecto a considerar: para evitar la fatiga, es bueno no exponerse inmediatamente a un estrés físico excesivo.